Comenzando la semana.
Arrancando el lunes con todo
Hoy comienza una nueva semana, un nuevo día, un nuevo "caos" (¿?).
Como sabrán, sobre todo quienes tienen hijos, ser mamá o papá implica muchas cosas. Una de esas cosas son los imprevistos, o más bien, saber que no siempre tenemos todo bajo control. ¿A qué voy con esto? Bueno… Ayer domingo, mi hijo empezó el día con una queja: decía que ya era tarde porque mamá y papá seguíamos durmiendo. Para él, las 9 de la mañana es su límite máximo para levantarse, pero ayer se ve que se despertó más temprano y, aburrido de esperar, vino a levantarnos.
En fin… comenzó el domingo. Desayuno veloz, empezamos a cambiarnos y ahí nos dice que le picaban las manos. Hasta ese momento parecía solo una picadura. Salimos a hacer las compras y, al volver, nos encontramos con que se había cortado la luz. Como vivimos arriba de la casa de mis suegros y tengo cocina eléctrica, me tocó bajar a cocinar. Pero como ellos estaban usando la cocina, tuvimos que esperar a que terminen.
Después de chequear si el problema era solo en casa o si era un corte general (porque había casas en la cuadra con luz), mi hijo vuelve a quejarse de picazón. Lo reviso y veo que tenía un pequeño sarpullido, así que le puse una crema. El domingo transcurrió: comimos tarde, seguíamos sin luz, jugamos a las cartas y así pasamos el día. Generalmente los domingos salimos a pasear, pero ayer no estábamos de ánimo, así que nos dedicamos a entretener a los chicos como pudimos.
Estuvimos sin luz unas cinco o seis horas. Cuando volvió, revisé con más detalle a mi hijo y lo mandé a bañar. Para mí eran picaduras de algún bichito que le generaron alergia. Terminamos el domingo con una sospecha: ¿varicela?, ¿viruela?, ¿boca-mano-pie? (nunca me acuerdo bien el nombre).
Y para completar este hermoso domingo, mi esposo recibió el llamado: tenía que viajar. Él, que ya venía con poco ánimo, se puso… bueno, ya saben: no estaba feliz. Nos preparamos para dormir, lo ayudé a armar sus cosas y nos acostamos pensando en qué tendrá el nene, y cuán contagioso puede ser, sobre todo teniendo en cuenta que su hermanita de dos años también está en casa.
4 a. m.: suena la alarma. Lo despierto y lo ayudo a levantarse. Comenzamos el lunes con toda. Él baja, sube sus cosas al auto… y yo lo miro por la ventana esperando verlo partir. Pero no, el auto no arranca. Y ahí seguimos sumando "alegrías" al día. Me empiezo a preparar para bajar a empujar el auto, cuando de repente escucho una explosión. Me asomo por la ventana y veo fuego. Bajo corriendo, agarro un balde y lo empiezo a llenar con agua. Todo pasó en segundos.
Me acerco y veo a mi esposo un poco asustado pero ya con la situación bajo control. Por suerte, el fuego fue solo en el filtro del motor, y él logró sacarlo a tiempo. El filtro se quemó por completo, pero no hubo más daños. Una pequeña explosión al intentar arrancar el auto generó una chispa dentro del filtro, lo que rompió algunas partes del motor. Aun así, logró poner el auto en marcha y se fue como pudo, ya que llegaba tarde a buscar el camión.
Cuando me avisó que llegó bien, recién ahí me volví a acostar. Esa explosión nos despertó por completo. Yo, todavía preocupada, no pude volver a dormirme. Me quedé en la cama intentando recuperar el calor en el cuerpo, porque salí en pijama a "socorrer" a mi esposo. Un susto que por suerte no pasó a mayores.
Unas horas después comienza el movimiento en casa. Se despiertan los chicos, les preparo el desayuno y reviso de nuevo al nene. Claramente, no son picaduras. A eso de las 11, ya resignada, empiezo a prepararme para ir al médico.
Estar sola con dos niños convierte cualquier salida en una odisea, sobre todo porque la más peque lo toma todo como un juego. Tiene dos años, no entiende bien la situación. Así que, para que sea menos estresante para todos, tratamos de hacer todo como un juego… lo que, claro, demora bastante las salidas.
Hoy por suerte mis suegros están en casa. Y si bien mucho no me ayudan, hoy están dispuestos a llevarnos al médico. Yo soy una persona que odia depender de otros para moverme. Estoy acostumbrada a arreglármelas sola. El hecho de que me den una mano no me resulta sencillo, especialmente porque cuando hay más gente "ayudando" (sobre todo mi suegra), todo se vuelve más caótico.
Ella suele ponerse nerviosa, ansiosa, impaciente muy rápido. Se altera si no puede tener el control, incluso sobre las niñas. Entonces, en vez de estar solo pendiente de mis hijos, tengo que estar también calmándola a ella. Por eso muchas veces prefiero moverme sola. Es más fácil controlar a los niños que a un par de adultos.
Así estamos arrancando este lunes: una pequeña explosión que casi nos deja sin auto, un niño con algún virus, una niña que solo quiere jugar (pero también está con tos y mocos), y una visita obligada a la guardia. Hoy nos espera un dos por uno, porque seguramente vamos a pasar un buen rato esperando a que nos atiendan. Estamos en esa hermosa época donde las guardias de los hospitales de niños están llenas de peques con tos, fiebre y mocos.
Espero tener suerte y salir rápido de ahí con un diagnóstico para el niño de las "picaduras".
Así empezamos la semana: con un esposo de viaje y un par de niños enfermos.
Feliz inicio de semana para quienes , como yo, sobreviven entre bostezos, caos y un poco de humor.
Comentarios
Publicar un comentario